9/07/2007

¿Que si hace frío? ¡Ayer nevó!

En la noche hace frío, y se te congelan los músculos porque el frío te cala. ¡Está haciendo un frío del orto!, dicen acá. Si Buenos Aires es tango, en invierno implica la calefacción. No hay mina que te baile con los pies congelados de julio, aunque con un par de buenos vinos, la danza fluye y los hombros se descubren.

Lo que más duele es la cara, la nariz se congela primero, igual que los dedos, las orejas no se sienten tanto, las mejillas es lo que más, y los contornos de la nariz. Las manos se salvan gracias a los bolsillos, mejor si llevas guantes. En las noches, en el cuarto, sólo piensas en la calefacción, o en meterte bajo las cobijas. Salir al baño es lo peor, a veces lo piensas de verdad. Pero eso es sólo por días. Ayer fue así, antes de ayer un poco menos, dos días antes hasta fue caliente. Ahora todos añoran la primavera, así como todos odian el verano. Nadie habla del verano con placidez, más bien es como una cosa que quiere ser olvidada, que no se querría repetir. Yo no conozco el verano, solo veo las expresiones de quienes sí. Les pregunto por qué fundar una ciudad aquí. Buenos Aires no era así, me dicen, antes era más otoño, más primavera, un clima más benévolo.

Releo esto, ahora. ¿Que si hace frío? Hoy es nueve de julio de 2007, son las 16 horas y media. Está nevando en Buenos Aires, la primera nevada en sesenta años, dicen unos. Caro nos llamó a la puerta, a avisarnos, se ve por mi ventana, cae delicadamente. Como novia nueva, para robarle una expresión a Francis Mallman. Gentes del trópico como somos, ignoramos el espantoso frío, nos lanzamos a Corrientes a ver caer la nieve en el obelisco, a que nos cayera encima, a sonreír como tontos. La cámara, como siempre en estos casos, sin suficiente pila. Gente tomando fotos por todas partes, al menos los pocos que estamos afuera. Un hombre en una cabina pública, envuelto en una chaqueta de cuadros y gorra, llamando a provincia, o quizás al otro extremo de la ciudad a gritar que ¡está nevando!. El parrillero de Jamaica nos aborda inesperadamente, mientras empaca nuestro pedido, ¿te podés creer que hace frío? Treinta años en Buenos Aires, che, y nunca ha hecho tanto frío. Nadie con menos de dos abrigos, bolsillos, guantes, gorros y paraguas, la calle empapada, la nieve cayendo. La gente se sonríe en medio de esa dolorosa simpatía que generan las bajas temperaturas. Algunos todavía gritan asombrados, la gente en los restaurantes mira hacia afuera. Bah, no es tanta conmoción, pero hay una suerte de euforia general, un desconcierto amigable. Es la primera nevada en décadas, ahora nadie lo duda, el invierno está aquí.
------

Sigue nevando afuera, pero con un calefactor, algo dulce, música y teclado, no necesito más. Mientras existan esas cosas, me gusta esta estación, de habitaciones calientes y refugios, de quedarse en casa, o en cama, si cabe, buena compañía y buenos libros.

No hay comentarios.: