5/07/2007

de fútbol...

Semana de tradiciones argentinas. Partido Colombia-Argentina. Plan de
amigos que se preparan por tres horas para algo que dura dos. Mercados
que cierran temprano para dispensar a sus empleados. Acomodación en el
living, rotación de sofá incluida, pizzas caseras hechas por las
mujeres, litros de cerveza Quilmes y muy puntuales a las diez menos diez
viendo salir las selecciones en el televisor. Cuatro argentinos, dos
colombianos, y un ecuatoriano que se nos unió por afinidad de bandera.
Ausencia general de las mujeres, a las que representé por pura
curiosidad. Me perdí el primer gol nuestro, mala cosa, porque luego no
tuvimos muchas oportunidades de celebrar. Narrador de fútbol con acento,
pero sin pasión (esa que evidencia en el tono desesperado cuándo uno de
los dos equipos va a anotar aunque no se entienda nada de lo que está
diciendo). Mejor que los narradores gringos, eso sí debo admitirlo, y
aderezado con las risas de los chicos ambientando el partido. Gritos en
cada anotación, más estentóreos y abundantes para los locales. Miradas
de reojo hacia nuestro sillón cada vez que un colombiano se ponía
violento, tarjetas amarillas y rojas para Colombia, qué pasa, che, es
que después del pibe Valderrama y de Higuita la selección no es lo que
era. Eso dicen ellos, eso digo yo, también. Pero yo no sé nada de
fútbol. Que metimos dos goles, y ellos cuatro. O sea que perdimos.
Perdimos, perdimos, pero nos divertimos.

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