7/07/2007

¿que cómo es una parrilla?

Copada, che. A Jamaica, la que nos gusta ir, es una típica porteña, con mesones y sillas altas, que quedas sentado enfrente de la parrilla, a espaldas del parrillero, viendo esas pequeñas montañas de chorizos, bifes, lomitos, semicrudos o cocidos, con un aroma a carne que te morís. Los cocineros, sarcásticos de corazón, se gritan por sobre los clientes, se insultan mientras echan un chiste, cariñosamente, como el del tango que, con gran tranquilidad, amablemente, le fajó treinta y cuatro puñaladas. La televisión siempre tiene fútbol, y todos son hombres comiendo carne y saludándose.
Los argentinos todos se saludan de beso, si son amigos, o recién conocidos. Uno por uno, conocidos y desconocidos, hombres y mujeres por igual. Es fácil hacer amigos porque vos te presentas solo, no tienes que esperar intermediarios. Basta un amigo común, o estar en la misma fiesta, o la misma reunión, a veces el mismo bus es suficiente. Si eres simpático, o si tienes suerte.
Porque carnes hay muchas, está el asado, el vacío, el churrasquito, la bondiola, el cuadril, matambre, chorizos, morcillas (pero no rellenas, señores, ese es el problema, no con arroz o arvejas secas, no. Simple y llana sangre cocinada, de donde deducimos que es mucho muy mejor un choripan que un morcipan). Hay pollo para los menos arriesgados. Todo acompañado de guarniciones al gusto: ensalada, fritas (por montones), pan francés, tortas y, eso sí, todo el aderezo que se quiera. Hay salsa chimichurri y provenzal, que es de ajo y perejil.

Lo más conveniente es pedir un vaso de vino, que es mucho más barato y saludable que una gaseosa. También se vende para llevar, en ese eterno papel de envolver que existe en toda fiambrería argentina, como una clase de papel periódico envolviendo las viandas plásticas transparentes, rectangulares y no suficientemente grandes para lo que sería un corrientazo colombiano. Si andás corto de dinero, una milanesa puede salvarte el almuerzo, si bien sus dos terceras partes son la harina con que apanan la carne. Pero todo va en una cama de fritas que eleva cualquier colesterol.

Una buena parrilla siempre tiene comensales, por definición. Si no es así, es porque la parrilla está cerrada.

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