5/01/2007

Salir


Como el Flaco nos pide impresiones sobre la partida, me tomaré la libertad de responderle. ¿Qué se siente dejar todo atrás y tener un mundo por delante?
Bueno, primero diré que todavía estamos algo embotados por toda la situación. Apenas salimos de Bogotá yo no podía creer que estuviéramos saliendo y luego me agarró una nostalgia por lo que estábamos dejando: la familia, los amigos, la gente sobre todo. Las cosas materiales no nos han hecho falta, creo yo. Es tranquilizante saber que todo lo que necesitamos nos cabe en una maleta.
Ah, el olvido reglamentario de todo viaje esta vez fueron un par de candados que habíamos comprado para las maletas. Es bacano saber que no fue nada irreparable. Ya sabemos que debemos reorganizar y eventualmente replantear el equipaje, porque la maleta de Andrés estaba pesando demasiado. Pero tenemos tiempo para eso.
Lo que yo creo es que todavía no he tomado conciencia de la dimensión de la situación, tal vez porque con esta familia me siento todavía como en casa (nos consienten tanto, que le traen Coca Cola especialmente a Andrés! Su fama lo precede).
Pero ya puedo prefigurarme imágenes del viaje, algo que no me pasaba en Bogotá. Allá el viaje era un abstracto del que no sabía nada, del que no podía imaginar casi nada. A Andrés le pasó igual y eso alimentó nuestro miedo antes de salir, de que todo se desbaratara en el último minuto. Pero ahora que estamos más cerca de la frontera que de casa, hay imágenes que empiezan a surgir, noches estrelladas, desierto, bosques, paisajes. Ansiedad por la gente que no hemos conocido, por los amigos que no hemos hecho.
Apenas empezando a despertar a esta experiencia.

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Sonia Ro

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuál es la clave de los candados para poder utilizarlos?

Anónimo dijo...

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