18/01/2007

Otavalo

Otavalo es una ciudad muy chévere, pero se disfruta del todo si tienes plata. Esto es: si eres un turista europeo que viene a gastarse un dineral en artesanías y comer en restaurantes bacanos y pagar un tour por los alrededores. El clima es delicioso: cálido en el día, fresco en las noches. La gente es muy tranquila, están acostumbrados a ver extranjeros y tratan bien a los foráneos, porque el turismo parece ser el principal medio de subsistencia.
Hay muchos carros nuevos, no hemos visto nunguno viejo o destartalado y muchos indígenas andan, con todo y atuendo típico, en unos carros nuevos, sin placas y todavía con el plástico en los asientos. Ya hemos visto varios así y la única explicación que tenemos es que esos carros van de paso, tal vez ellos negocien con eso o algo así.
Hay mapas del sector por todas partes y casi todo está traducido al inglés y a veces al francés. A mí lo mejor que me ha parecido es el mercado. Es la plaza de la gente local, como un Paloquemao chiquito y atendido todo por indígenas. Ellas son muy bonitas, con sus faldas largas de paño negro, sus blusas blancas bordadas, sus collares y sus alpargatas. Aunque estamos sospechando que todo esto es una estrategia de marketing para atraer turistas, porque sólo las mujeres se visten así. Los hombres andan con ropa gringa, gafas oscuras y zapatillas de marca, si acaso llevan el pelo largo y a veces un sombrero. Pero también salen por la noche en sus camionetas lujosas llenas de calcomanías y de luces rutilantes, escuchando reggaeton, y hip-hop. Y en los paquetes turísticos ofrecen lugares sagrados para visitar, pero la cascada "sagrada" estaba llena de basura. No creemos que ningún chamán vaya ahí a hacer sus abluciones. Sin embargo, dicen que el Ganges también es otra cloaca, y ese sí es sagrado para los hindi.
En fin, esta mañana vimos pasar las colegialas que iban para clase, algunas en uniforme (aquí sí respetan la falda por debajo de la rodilla) y otras con su traje típico y el chaleco del uniforme, y con maleta. Hablan bajito, sonríen muchio y son muy calmados.
Y sí, hay muchas artesanías, en el mercado, en locales, en la calle. Hasta nuestro hotel tiene cortinas tejidas en telares. Pero es curioso ver cómo los indígenas venden muñecas de esparto y tela, que son preciosas, y les compran Barbies a sus hijas para que jueguen.
Nos gusta Otavalo. Pero ya seguimos camino, seguramente hacia Quito.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hey felicitaciones, la vainas ya empezó y es muy gratificante saber que van muy bien.

Me alegra la entereza que se nota en sus entradas, hay miles de cosas que les quisiera decir, pero la que más me parece a tono es que siento que son felices, generalmente uno diría que está contento, pero no contestaría que es feliz, parece fuera de lugar, pero con ustedes es lo más apropiado para decirse en estos momentos.

Mucho ánimo, suerte y disfruten su libertad, se la ganaron. Un abrazo

El Flaco

Anónimo dijo...

Esos contrastes son la parte pintoresca de los pueblos.

Juanita Insuasty Montoya dijo...

Hola chicos, no crean que me olvide o nos olvidamos de ustedes, revisamos latinoamorica todos los días esperando tener noticias suyas, los pienso cada día desde que se fueron, Me hacen resto de falta y me siento muy contenta y orgullosa por ustedes, mi mamá les manda muchos saludes y mi papá muchos abrazos, Yo siempre pido por ustedes y me alegro sabiendo que están bien y reuniendo fuerza de cada cosa para seguir adelante en este su recorrido y libro de vida.
PDTA: Alvaro y Jhon les mandan mcuhisimos saludos y abrazos tambien les desean mucha fuerza y felicidad.

sara dijo...

solo quiero saber si soy capaz de enviar este, he leido todos sus articulos, son bellisismos y reconfortantes. Los amo Patty