7/03/2007

En bolivianos

Cruzamos a Bolivia sin novedad. 30 días, como a todo el mundo. Nos tomamos un día de descanso en Copacabana, este pueblo tranquilo a orillas del lago Titicaca, y a 3 minutos de la frontera, donde parece que no pasara el tiempo. Una observación: esas fotos que uno ve del lago Titicaca que son como amarillas y uno cree que es porque están viejas... pues a mí me da la impresión de que la luz aquí es así, porque no se ve muy diferente. La trucha es muy barata y deliciosa, Andrés no quiere comer otra cosa. En general la vida es barata, aunque no muy limpia. Si es usted alguien preocupado por las condiciones higiénicas de un lugar, mejor no pase por acá.

Ya no puedo tomarme la foto con el chullo porque se nos perdió en el bus en Perú. A estas alturas debe estar regresando al valle sagrado que lo vió tejer. Y porque a la cámara le queda poca batería porque el enchudfe del cargador no cabe en el del hotel, y además nos toca buscar internet con lector de tarjetas porque Sebastián refundió nuestro cable USB. Pero Andrés se compró un poncho boliviano, rojo con negro. Se le ve bien.

Y en fin, el asunto es que mañana salimos en lancha hacia la Isla del Sol para quedarnos allá al menos una noche. Y ya.

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