5/05/2007

Que me olvidaba, che.

Ya tenemos casa, cama y techo. Por fin establecidos, recurrimos a los locutorios para seguir actualizando cosas. Me tomaré este tiempo para decir algunas cosas, a la luz de un comentario que recibí de uno de nuestros lectores. Antes que nada, un agradecimiento que no había hecho, es verdad, y agradezco ese recordatorio, como tantos otros de todas las cosas que todavía no sé que debo hacer ni cuándo hacerlas. Si a alguien no le quedó claro, durante las dos semanas que duró nuestra búsqueda de hogar, estuvimos alojados en la casa de Líbera, por la amable intercesión de Sebastián, un viejo amigo de Bogotá. Lo curioso es que todavía no conocemos a Líbera, porque justo pudimos quedarnos en su casa mientras ella estuvo de viaje, mirá lo curioso, por Bogotá. Mientras escribo este correo, ella debe estar a horas de bajarse del avión que la trae de regreso a Buenos Aires. Gracias, todavía anónimas, por cuanto no nos conocemos todavía, a Líbera por compartirnos tu casa. Y sobre todo, gracias también a Sebastián y a Caro, que fueron quienes convivieron con nosotros en estos días y nos ce-dieron ese lugar de reposo, de llegar a una ciudad grande y tener dónde quedarnos, de tener un hogar temporal, con algo de comida en la nevera (hay que decirlo), y gente con quién conversar lo que pasó en el día, lo que pasó en el corazón.
Lamento públicamente que mi narración no sea tan incluyente, que me salte tantas anécdotas, tanta cosa buena y tanto "devenir", como dirían los filósofos posmodernistas. Cada día nos pasan tantas cosas, y mi conexión a internet es todavía tan limitada (léase que no tengo ni conexión, ni computador propio, todavía), que no se imaginan la cantidad de cosas que se quedan por fuera en una o dos escasas horas de navegación. Los que navegan en un computador ajeno sabrán entenderme. Prometo, otra vez públicamente, que cuando consiga mi computador, redactaré una sección especial de inéditos, hasta donde mi memoria y mi tiempo lo permitan. Sepan que la aventuira no ha terminado, que el conseguir casa no ha puesto un punto a nuestro viaje. Como lo dijo Sebastián alguna vez, hace tiempo ya, una vez que se ha comenzado a viajar, no se deja de viajar nunca, porque aun el regreso es otro viaje, es llegar a un lugar que ya no conoces. Así que, gente, no se rindan en su lectura, que (como dicn en Bogotá, esto se compone!). El viaje sigue.
Gracias a todos por sus comentarios de apoyo, y también para los de envidia (si la sienten es porque no hemos sido tan pesimistas, ¿no?).
Un par de fotos de la casa, como para que se legitimen estas dos semanas, estoy subiéndolas hoy, que parece que por fin me puedo actualizar a ese respecto, después del bache que se abrió en Flickr cuando bajamos a la Patagonia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Muchachos: A esta hora ya debieron hablar con Líbera? Un saludo por haber prolongado el tiempo necesario su llegada mientras conseguían su habitación "permanente". Buenas las fotos de la anterior, pero nos gustaría conocer ahora dónde están alojados cerca del obelisco. Seguramente no será el final del camino, pero se supone que permanecerán un tiempo mas largo que en cualquiera de los sitios donde han estado anteriormente. Parece que eran la parte que le faltaba al rompecabezas. Ahora que está completo, a seguir luchando por ese estudio y que consigan los trabajos que les permitan realizar los sueños inmediatos. Ya vendrán otros para lograr recorrer los pedacitos que aún faltan. Mucho ánimo que desde aquí les ayudamos con nuestras buenas energías.
Un abrazo,