2/05/2007

De Buenos Aires, mapas y chinos

Buenos Aires. O de cómo buscar casa en una ciudad con una oferta inmobiliraria limitada. La Capital Federal, lo que no es oficialmente provincia, limita con un río y una muralla. Todo se mueve dentro de ese marco. A veces, casi nunca, te sirve el metro. A veces, algunas, caminar bastante. Casi siempre el colectivo, que tiene setecientas cuarenta y nueve líneas, cada una con un trayecto de ida y uno similar (pero nunca igual) de regreso, y paraderos propios cada tres o cuatro cuadras. Me he pasado la semana ubicando números de plano, cuadrantes y direcciones en una ciudad sin montañas. En esta ciudad el mejor punto de orientación es un obelisco que no es suficientemente grande y en todo caso se oculta perfectamente entre los edificios que tiene alrededor. Te aprendes las calles sí o sí, o te pasas un buen rato descifrando el mapa.
Paralela a esta navegación urbana, una intermitente búsqueda por la red, peinando páginas de anuncios para compartir departamentos, tratando de encontrar algo en la maraña de ofertas publicitarias de residencias estudiantiles. Sitios lejos. Sitios caros. Sitios oscuros y pequeños. Sitios demasiado ordenados. Sitios usureros. Sitios que no terminan de convencerte. Entre tanta búsqueda algo resulta, hay destellos de un lugar apropiado.
Pero hemos hecho avances: ya sabemos que cerca de la casa pasan la ruta 24, la 124 y la 134, y varias otras que nunca nos sirven para nada. Que Corrientes eimpre va hacia el río, y que todo cambia de nombre en Rivadavia. Que donde los chinos es más barato, pero que debes andar con cuidado.
Chino: inmigrante que llegó a Buenos Aires a poner un negocio de chinos o a trabajar en él, preferiblemente un mini super. Habla el suficiente español para hacer cuentas y tener bastante vocabulario para definir los productos que pasan por la caja. Un chino te tratará bien mientras le compres bastante, y será ininteligible si tratas de negociar con él. Si hay un reclamo, los chinos nunca hablan español. Muchas veces yo he llegado a dejar que el chino me venda lo que él quiera para evitar la fatiga de tratar de entenderme con él. Y estamos pensando que es una estrategia de mercado.

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